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El Despacho Manubens & Asociados Abogados ha desarrollado en los últimos años una amplia actividad en el asesoramiento jurídico de empresas familiares, especialmente, en el ámbito catalán. Carlos Manubens, su socio fundador, nos ofrece sus reflexiones sobre estas experiencias.

¿Cómo surge la idea de un Protocolo familiar?
El relevo generacional es la principal causa de mortandad de las empresas que han desarrollado su actividad con éxito durante el periodo de control y dirección del o los fundadores, es decir, de la primera generación.
Por ello, la estructuración de este relevo a través de un Protocolo familiar es clave para la continuidad de la empresa y de la unidad familiar.

¿En qué consiste un Protocolo Familiar? ¿Cómo contribuye al tránsito generacional empresarial?
El Protocolo Familiar es un acuerdo consensuado entre los miembros de la familia empresaria en el que se fijan las reglas básicas de funcionamiento e información entre familia y empresa. De esta forma, todos los miembros de la familia conocen cómo debe articularse su relación con la empresa familiar y cuáles son los derechos y obligaciones que se derivan de dicha relación.

¿Qué lleva a un despacho de abogados a iniciarse en el desarrollo de Protocolos Familiares?
Durante muchos años, los despachos de abogados hemos asistido a procesos de tránsito generacional no planificados que se convertían en situaciones verdaderamente traumáticas. Demasiadas veces hemos contemplado como estas situaciones desembocaban en rupturas familiares y crisis empresariales irreversibles.
Por eso ha sido necesario un cambio de actitud. Entendemos que al despacho moderno se le exige que aporte soluciones que se anticipen al problema. Y consideramos que, en este caso, la mejor solución es el otorgamiento de un Protocolo Familiar CONSENSUADO y una correcta implementación jurídica del mismo.

 ¿Qué significa un Protocolo Familiar consensuado?
Los primeros protocolos familiares se redactaban después de una reflexión conjunta entre el fundador de la empresa y su abogado, sin la participación de los demás miembros de la familia. La historia demuestra que estos protocolos, en su gran mayoría, o no pudieron aplicarse o su aplicación produjo serios problemas familiares.
El fundador tiene que asumir que, tarde o temprano, sus descendientes serán propietarios de la empresa y que toda su familia resultará afectada como consecuencia de esta sucesión. Por tanto, el Protocolo es un proceso que exige recabar información de todos los miembros de la familia sobre su visión de sus relaciones con la empresa. Aunando estas visiones en una síntesis consensuada, se consigue un estatuto familiar realista y viable, ya que se han escuchado las opiniones de todos y, por ello, se adapta a la realidad y tiene una fuerza moral indiscutible. No olvidemos que la percepción de la realidad familia-empresa del socio fundador no siempre coincide con la del resto de la familia.

Supongo que no siempre es fácil hacer dar paso a las nuevas generaciones para garantizar el futuro de la empresa.
Así es, ser empresario no se improvisa. Es preciso un tiempo de reflexión y de participación y dirección real y efectiva de la empresa para asegurar un buen tránsito generacional. Éste es necesario para la continuidad del negocio una vez el fundador no quiera o no pueda estar al frente. Eso no significa que necesariamente deba apartarse del negocio, sino que quizás deba redefinir sus funciones. Su papel será muy importante para transmitir los valores y principios que han regido el negocio desde su creación, y en la educación como empresarios de que serán futuros propietarios y gestores del mismo.
Por su parte, las generaciones entrantes deben saber conjugar su diferente visión de la empresa y de la familia con el respeto por el trabajo realizado por sus antecesores.

¿El desarrollo de un Protocolo familiar es un trabajo estrictamente jurídico?
Sin duda alguna, no. Nosotros somos conscientes de que una problemática tan compleja como la derivada de la empresa familiar sólo puede ser atacada desde un enfoque multidisciplinar, siendo necesaria la actuación conjunta de varios especialistas (abogados, economistas, consultores, etc.) que permitan el conocimiento global de la empresa y de la familia, y adoptar las soluciones adecuadas.
El trabajo del abogado en estos trabajos debe desarrollarse en dos etapas. En una primera aportando el asesoramiento que facilite alcanzar el consenso y la solución idónea. En segundo lugar, deberá llevar a cabo una correcta implementación de los acuerdos alcanzados, utilizando los vehículos jurídicos más adecuados de entre los que la normativa - especialmente la civil, mercantil y fiscal - pone a su disposición.

¿Cuánto tiempo es necesario para el desarrollo de un Protocolo Familiar?
El Protocolo Familiar debe ser entendido como un proceso en el que es necesario sensibilizar y conocer a la familiar, alcanzar el consenso y, finalmente, documentarlo jurídicamente. Por ello, el tiempo necesario será distinto en función de la problemática concreta de cada familia empresaria.
En todo caso son procesos que requieren una inversión de tiempo y la implicación de todos los miembros de la familiar, y que deben iniciarse cuanto antes si quiere realizarse con éxito.
El proceso de sucesión al frente de la empresa no finaliza con la redacción del Protocolo, sino que éste representa el acuerdo esencial que debe guiar el mismo durante los siguientes años. Además, el Protocolo Familiar no puede ser un documento estático e inmutable sino que deberá irse adaptando a las nuevas necesidades y realidades que surjan en el seno de la familia empresaria si se pretende que mantenga su utilidad inicial.

¿Cuál sería el principal consejo que daría a las familias empresarias?
El mensaje para los socios fundadores es claro: hay que preparar la empresa para la incorporación de los nuevos miembros de la familia a la propiedad y, en su caso, a la gestión de la empresa, sin que ello cause distorsiones en el ámbito familiar. Para ello es necesario que el proceso se lleve a cabo de forma anticipada y consensuada.
Es decir, no deben esperar a intentar dar una solución a las cuestiones de la sucesión y la planificación futura de la empresa cuando exista una situación crítica que les obligue a ello. En la mayoría de estos casos, la solución que puede darse ya no es la que hubiera sido óptima, y ello trae como consecuencia que tanto la empresa como la familia acaban resintiéndose en exceso, quedando comprometido el devenir de ambas.
Además, el momento de afrontar la sucesión es excelente para reflexionar sobre la planificación fiscal de la empresa y asegurar de esta forma la aplicación de los beneficios fiscales previstos para la empresa familiar en el Impuesto sobre el Patrimonio y en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones.