Aumentar la productividad es una de las preocupaciones en muchas empresas. Para lograrlo se piensa a menudo en gratificaciones económicas para los trabajadores. Sin embargo, y sin menospreciar la posible validez e importancia de aquellas, hay otras cuestiones que pueden ser igual o más importantes para los empleados y que pueden suponer una recompensa mayor. Hablamos de la flexibilidad laboral. Su aplicación suele ser un tema de debate en muchas empresas de todo tipo, siendo difícil su aplicación en muchas de ellas. No obstante, tener la posibilidad de flexibilizar nuestra jornada laboral puede ser beneficioso para el rendimiento del trabajador y, por ende, para la empresa donde trabaja.
La flexibilidad laboral puede facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar, un tema conflictivo en muchas empresas pero que se debe resolver. Trabajar por ello no sólo es una obligación legal de las pymes y empresas, sino también una obligación moral con sus trabajadores, a la par que una estrategia interesante pensando en su bienestar como activo del negocio y motor del mismo. Si el trabajador dispone de flexibilidad laboral y ello le hace ser más feliz o estar más contento, posiblemente también rendirá más.
Para aquellos que tengan familia, poderse organizar para llevar a los hijos al colegio o recogerlos implica un menor gasto al no tener que contratar servicios extra como una guardería o actividades extra escolares a la salida. Pero la flexibilidad laboral también abre un abanico de ventajas a quienes no tienen hijos, permitiéndoles combinar el trabajo con otro tipo de actividades al poder entrar más tarde o salir más pronto del trabajo, dependiendo de sus necesidades. También evita un mayor gasto en combustible si nos desplazamos con nuestro vehículo privado, ya que nos da la posibilidad de evitar la hora punta, coger menos atascos. Esto también implicará un menor tiempo de desplazamiento, que por lo general también afecta si vamos en un transporte público como el autobús.
Flexibilidad laboral también incluye a posibilidad de trabajar desde casa en momentos puntuales, lo que puede ayudar a resolver problemas sin necesidad de que se rompan los planes familiares de los trabajadores, que probablemente terminen valorando más su puesto de trabajo, más allá de la retribución monetaria.
Pero para muchas empresas conceder un horario laboral flexible para sus trabajadores exige un exige un esfuerzo organizativo que creen no les compensa o que, simplemente, no están dispuestas a llevar a cabo. En otros negocios simplemente es la necesidad de cubrir un horario comercial lo que se cita como excusa para rehuir esta posibilidad. Los mecanismos de control son también importantes.
En todo caso siempre se puede arbitrar medidas que faciliten la conciliación, aunque los trabajadores tengan que realizar las peticiones de forma puntual. Posteriormente ya será cuestión de cada empresa poner en valor esta flexibilidad para hacer ver a los empleados que es una forma de retribución que hace su vida más sencilla. La jornada continua en verano o la salida de los viernes es otra de las cuestiones que son muy valoradas por los empleados a la hora de aceptar un puesto de trabajo.
