Togas.biz

La vida de cualquier empresa, pyme o autónomo pasa por  obtener un saldo positivo al final de cada ejercicio económico. Es decir, si no hay beneficios, no hay crecimiento y, por tanto, tampoco perspectivas para nuestro proyecto empresarial.  Para lograr que nos salgan los números no hay varitas mágicas ni recetas milagrosas, sino que todo pasa mayormente por incrementar los ingresos o reducir los gastos. La primera opción es tan alentadora como difícil de conseguir, al menos a corto plazo o con el volumen necesario. Sin embargo, controlar el gasto es mucho más factible pues aunque nos parezca difícil de materializar, depende en gran medida de nosotros mismos.

Pero, ¿Qué hacer para gastar menos en mi empresa?

Obviamente hay gastos que son inevitables, como la inversión inicial, el pago del alquiler del taller u oficina, los impuestos y cotizaciones a la seguridad social o la adquisición de equipos o servicios básicos para iniciar, continuar o mejorar nuestra actividad. Pero sí hay otras parcelas donde tenemos un amplio margen de mejora y que nos permitirán poner freno a los gastos corrientes que van esquilmando nuestra cuenta de beneficios. Aquí os ofrecemos un sencillo decálogo cuyas recetas pasan por aplicar el sentido común, ser más prácticos, aprovechar mejor los recursos y mentalizarse sobre la necesidad de cambiar ciertos hábitos.

Pequeño decálogo del ahorro:

Comparte espacio:

El coworking, aunque no siempre es cómodo o sirve para todo el mundo, es una opción cada vez más útil y aceptada por pymes y autónomos. Se trata de compartir para ahorrar.

Negocia… y no pares de negociar:

Revisa las facturas, consulta con otros proveedores y negocia precios. Puede que ahorres algo cambiando de proveedor o negociando un precio mejor a cambio de una permanencia, etc.  Invierte tiempo en comparar precios, pedir presupuestos y negociar.  La caja de tu empresa lo notará.

Aprovecha todos tus recursos:  

Intenta asumir todo lo que pueda pasar por ti o por tu equipo, siempre y cuando dispongas de tiempo o de los suficientes conocimientos.  Nos referimos a que no externalices por costumbre o comodidad. En ocasiones, con un pequeño incentivo a un trabajador puedes aprovechar y rentabilizar mejor los recursos humanos y materiales que dispones y por los que ya estás pagando, sin necesidad de afrontar un sobrecoste.

Echa el freno a tus horizontes de grandeza:

Analiza bien tu situación antes de lanzarte a la piscina. No compres de forma impulsiva sino invierte de manera progresiva y hazlo en aquello que realmente sea necesario para tu actividad o que te vaya a reportar un ahorro o ingreso garantizado a corto/medio plazo.

Controla tus gastos en promoción:

Hacer una campaña de  publicidad puede ser no sólo conveniente, sino necesario, pero hay que elegir bien cómo y el cuándo para no quedarnos en el intento.  Y siempre en base a unos objetivos claros y mesurables.

Utiliza genéricos

Revisa aquello que puedas utilizar de forma más eficiente y, si no es estrictamente necesario, huye de marcas o de la compra de caprichos prescindibles.  La calidad se paga, pero no siempre necesitarás la máxima calidad para todo. En el término medio está el éxito…y el ahorro.

Ahorra en gadgets:

¿Seguro que necesitas el móvil con Internet, el portátil, el notebook, la tablet y el iPod? Probablemente con la mitad o un tercio de estos dispositivos tienes suficiente. Y, si tienes que renovar algún producto tecnológico, echa un vistazo al mercado de segunda mano.

Practicidad en el día a día:

Intenta aprovechar el tiempo al máximo en el día a día. Sé más operativo optimizando mejor tus recursos. Evita viajar o desplazarte si no es absolutamente necesario y, en lugar de tanta reunión presencial, plantéate utilizar otros mecanismos como la videoconferencia o simplemente herramientas como el mailing o el teléfono.

Evita comisiones:

Fácil de decir, pero no de hacer, por supuesto. Pero si tienes liquidez, no dudes en comprar y pagar todo lo que puedas para evitar el pago de intereses o comisiones que pueden lastrarte durante demasiado tiempo.

Plantéate el pago por objetivos o resultados:

Una medida que puede resultar polémica pero que te ayudará a involucrar más a tus trabajadores en el proyecto. Garantízales una cuota fija pero también motívales y haz que se identifiquen con tu empresa con incentivos. Si todos reman en la misma dirección es más fácil llegar a buen puerto.

Post ofrecido por Anta Consulting: Asesoría Fiscal en Madrid