En los últimos años, el término “juicio rápido” se ha vuelto muy popular. Tanto que, en algunos casos, no se utiliza de forma adecuada. Esta es la razón por la que aquí vamos a explicar con exactitud qué es, así como en qué se diferencia de los juicios por delitos leves.
Los juicios rápidos son procedimientos penales abreviados que se realizan en España con el propósito de resolver determinados delitos de forma más eficiente que mediante un juicio ordinario. Como es obvio, se crearon con el propósito de agilizar la respuesta judicial ante la saturación de muchos tribunales.
En este sentido, un juicio rápido se caracteriza por los siguientes elementos:
Pero ¿cuánto tarda un juicio rápido exactamente? La ley establece que la comparecencia del acusado ante el juez debe llevarse a cabo en un plazo máximo de 72 horas (3 días) a contar desde el momento de su detención. Asimismo, el juicio deberá celebrarse en los 15 días inmediatamente posteriores a dicha comparecencia.
Resulta evidente que este tipo de juicios son mucho más rápidos y ágiles que los ordinarios. Sin embargo, también dejan menos tiempo al abogado del acusado para preparar su defensa. Esto ha hecho que se critique en muchas ocasiones por, supuestamente, no garantizar la total protección de los derechos del imputado.
En líneas generales, podemos decir que los juicios rápidos se desarrollan a través de cuatro fases bien diferenciadas, que son:
El proceso del juicio rápido acabará aquí, a no ser que una de las partes interponga un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial. Para ello, dispondrá de un plazo máximo de 10 días desde el momento en el que el juez notifique la sentencia.
La diferencia fundamental entre un juicio por delito leve y un juicio rápido está en su inicio. En este sentido, los juicios rápidos siempre dan comienzo con la presentación de un atestado judicial, mientras que los juicios ordinarios por delitos leves o menos graves pueden empezar mediante la presentación de una querella.
Además, para que se celebre un juicio rápido por un delito leve o menos grave, es imprescindible también que se cumplan los siguientes requisitos:
Además, el delito debe recibir la consideración de flagrante y debe existir alguna evidencia de que la instrucción resultará sencilla. Por último, dicho delito debe aparecer reflejado en el artículo 795.1.2º de la Ley de Enjuiciamiento Criminal:
En caso de que se cumplan todos estos requisitos, el procedimiento judicial a seguir será el conocido como “juicio rápido”. En cambio, si no es así, tendrá lugar un juicio ordinario, el cual puede demorarse en el tiempo mucho más, en ocasiones, incluso años.
Esperamos haber aclarado todas sus dudas al respecto y haberle ayudado a diferenciar entre juicios rápidos y juicios por delitos leves o menos graves. Como habrá podido comprobar, es sutil, pero muy importante; en cualquier caso, contar con un abogado especialista en Derecho Penal resulta fundamental.