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Esta semana la revista Hola sorprende con una noticia que ha levantado mucha polémica en todo el país.

Ana Obregón, a los 68 años, presenta a su bebé, nacido mediante gestación subrogada, en Miami, y la noticia ha dividido al país.

Todos los medios de comunicación se están centrando en el caso, y, en el propio Gobierno, Irene Montero y otros políticos han salido en tromba contra ella.

Dejando al margen un posible conflicto ético, no ha cometido ningún delito.

La gestación subrogada está prohibida en España por la ley 14/2006, algo que impide que se pueda realizar aquí, y en eso estamos todos de acuerdo.

En 2010, durante el gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero, una instrucción de la Dirección de los Registros y del Notariado abre una puerta a realizarla en lugares donde sí está permitida.

Mediante ella, los bebés nacidos en otro país pueden ser inscritos en España con normalidad, es una manera de priorizar el bienestar del recién nacido.

El proceso que ha seguido la actriz es adecuado, desde el punto de vista legal, por lo que no se pueden juzgar sus actos.

El problema se agrava porque hay factores ajenos a la ley

Ana Obregón, a sus 68 años, presumiblemente, no va a compartir muchos con esa niña, algo perjudicial para ella, y en eso también estamos todos de acuerdo.

Pero aquí la polémica pasa de legal, a ética.

Se culpa a la actriz de no pensar en eso, y anteponer su necesidad de ser madre, por segunda vez, a la vida que le espera a una niña que, prácticamente crecerá sin una figura, esencial para su desarrollo.

Recordemos que su primer hijo falleció hace 3 años y la imagen que ofrece en estos momentos es la de intentar superar ese terrible momento con la llegada de un nuevo hijo, sin pensar en nada más que en ella.

En definitiva, dos enfoques muy diferentes que no hacen más que reabrir un conflicto enquistado durante años, y del que no se puede llegar a entendimiento en el estado de nuestra actual legislación.

Fuente: Vilches Abogados

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