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Al contrario de lo que ocurre con los seres humanos y su edad, para muchas empresas tener una marca centenaria es un orgullo del que alardear.

La pugna por alcanzar el primer escalón de la veteranía en el ámbito marcario europeo parece que se produce sobre el terreno de la industria cervecera.

El primer registro en vigor que aparece en el buscador de la EUIPO pertenece a «Pilsner Bier». Este signo fue inscrito el 23 de marzo de 1859 en la República Checa y en Eslovaquia, según consta en las bases de datos de sus respectivas Oficinas de Marcas (Nº 111.602), y todavía sigue vigente. No obstante, el mapa político europeo ha sufrido grandes cambios, por lo que esta cerveza fue creada en realidad bajo la soberanía del Imperio Austrohúngaro. Esta apreciación lleva consigo el hecho de que la inscripción se ha mantenido firme ante la caída del susodicho, de Checoslovaquia e incluso del comunismo, el régimen más beligerante con la propiedad privada.

No fue hasta 1953 cuando la cerveza expandió su marca a los países afines mediante el procedimiento previsto en el Arreglo y en el Protocolo de Madrid (Nº 1.172.894)

A pesar de lo anterior, hay una compañía de cerveza que busca arrebatarle el primer puesto y otra que alcanzaría el podio.

«Stella Artois», la cerveza belga más vendida, afirma en su página web utilizar la marca desde ¡1366! Su símbolo data de esa fecha y que un logo haya sido tan perenne es algo que merece la pena destacar. El primer registro que consta de este distintivo es de 1950 (Nº 146.041).

La tercera inveterada marca que mencionar es Bass Pale Ale. Aunque se inscribió en Alemania en 1875, se le reconoce ser la primera registrada en el Reino Unido, bajo el denominativo de «Bass & Cos Pale Ale» en el año 1876 (UK00000000001).

Cambiando de tercio, a España nos llega un olor a uva y vendimia al buscar la marca en vigor más antigua. Todos los registros que hoy en día se mantienen pertenecen al sector vinícola. «Oloroso Realengo» (M-2712B2) fue solicitada el 7 de mayo de 1890 y concedida el 8 de enero de 1891 y de idénticas fechas data la marca «Amontillado Figaro» (M-2712).

La cerveza y el vino son unos productos milenarios y fueron de los primeros alimentos en industrializarse. Sus fabricantes entendieron perfectamente la importancia de que el comprador reconociera al empresario para que la calidad de la bebida se viera premiada con la fidelidad de los consumidores.

Hoy en día, dado el grado de competencia que existe en el mercado, es más importante que nunca tener una marca sólida y protegida. Para ello es imprescindible la elaboración de una buena estrategia de marca y postergarla en aras de otros objetivos más cortoplacistas puede suponer un error fatal.

José Lanzas Romero