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El Código Civil y la peritación de un testamento ológrafo

Es evidente que la posibilidad legal de hacer un testamento redactado y firmado a mano en tu propia casa, sin necesitar la presencia de testigos ni de un notario, soluciona muchos de los problemas de nuestras limitaciones de movilidad y restricciones de actividad actuales. Pero, también genera una gran duda, ¿cómo evitar fraudes o falsificaciones? La respuesta es clara: recurriendo a la peritación de un testamento ológrafo.

De hecho, el proceso de validación de este tipo de testamentos implica la protocolización, es decir, que un notario lo ratifique. Y, para hacerlo, una de las herramientas de las que dispone es contar con el correspondiente informe de peritación de un testamento ológrafo que confirme la autoría tanto del texto redactado como de la firma.

Los posibles herederos deben tener en cuenta que este procedimiento debe iniciarse en los 10 días posteriores a estar en posesión del testamento. Y que, para realizar la peritación de un testamento ológrafo, es imprescindible el cotejo con otros manuscritos y firmas del autor. Por ello, es muy útil disponer de documentos indubitados (escrituras públicas, contratos privados, solicitudes a entidades, nóminas…) para contrastar la firma. Para la autoría del cuerpo del texto sirven las cartas, diarios, anotaciones personales, formularios… siempre escritos a mano por el testador y cuantos más documentos se aporten mejor.

Peritar no solo para confirmar la autoría

Las características concretas de este tipo de documentos para otorgar herencias hacen que no solo sea necesario contrastar la autenticidad de la autoría. También puede ser imprescindible la peritación de un testamento ológrafo para dilucidar otras dudas que afectan a su validez. Estos son algunos de esos supuestos:

  • La incapacidad del testador para hacer testamento. Se valora no solo la incapacidad física que, en el supuesto del testamento ológrafo es muy evidente, porque es imprescindible que el autor tenga la capacidad de escribir de su puño y letra. También, las dudas sobre su capacidad mental pueden llevar a la nulidad del testamento.
  • Que haya existido coacción. Tengamos en cuenta que, en muchas ocasiones, los testamentos ológrafos se redactan en situaciones de enfermedad terminal o similares, cuando el testador es muy vulnerable. No es habitual, pero una persona podría aprovechar estas circunstancias para beneficiarse de una herencia.
  • Falsificación del testamento. De nuevo, aprovechando la debilidad del testador, se podría usar el procedimiento de mano guiada para manipular la voluntad de una persona. O, incluso, directamente imitar su escritura.

En estos tres casos, la peritación de un testamento ológrafo se convierte en una pieza clave, ya que es el único instrumento que realmente puede analizar de forma objetiva estos supuestos y emitir unas conclusiones fiables. En Peritos Calígrafos Judicial disponemos de experiencia y de los mejores apoyos tecnológicos para emitir estos informes, como puedes comprobar en nuestra web.

Fuente: Peritos Calígrafos Judiciales

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