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El sector de los envases de bebidas afronta un tsunami normativo. En España, en los últimos dos años se han aprobado relevantes normas en el ámbito de la sostenibilidad que afectan directamente a esta industria, a lo que se suma el reglamento europeo sobre envases, que verá la luz próximamente.

En el marco de Los diálogos de Garrigues Sostenible, hemos querido conocer de primera mano cómo está afrontando el sector este gran reto regulatorio y las medidas que está adoptando esta industria en la búsqueda de una producción más sostenible y respetuosa con el medioambiente. Para ello, hemos contado con Beatriz Blasco Marzal, directora general de la Asociación de Bebidas Refrescantes (ANFABRA) —que desde 1977 agrupa y representa a la práctica totalidad de esta industria—, quien ha mantenido una conversación con Javier Fernández Rivaya, socio del área de Administrativo y Constitucional de Garrigues, y Juan Muguerza Odriozola, counsel del mismo departamento. Un encuentro que ha brindado a los ponentes la oportunidad de abordar los principales retos para el sector y cómo avanza en sus objetivos de circularidad y sostenibilidad.

Nuevo marco regulatorio

En un breve período de tiempo en España se ha aprobado la Ley de Residuos y Suelos Contaminados (Ley 7/2022) y el Reglamento de envases (el RD 1055/2022). Se trata, según recordó durante su intervención Javier Fernández Rivaya, de dos normas que han transformado profundamente el régimen jurídico y el marco de obligaciones de los envases: “Entre otras medidas, establecen objetivos muy importantes en materia de prevención de residuos de envases, ya sea mediante la reducción del peso de los envases generados o con el objetivo de que, para 2030, todos los envases en circulación sean reciclables. Objetivos que también alcanzan al ámbito de la reutilización y de la recogida separada”. Con la nueva normativa, según recuerda este experto, “también se ha reforzado el ámbito de la responsabilidad del productor, a quien corresponde financiar y costear todas las actividades relacionadas con la gestión de los envases una vez que se convierten en residuos, sin perjuicio de que sus contribuciones financieras puedan modularse en función de la aplicación de criterios de ecodiseño, reutilización o reciclabilidad”.

En este contexto, Beatriz Blasco recordó que “hace 10 años el sector de los refrescos decidió que quería afrontar el reto de forma sectorial e intentar impactar de manera muy transversal: hoy estamos contribuyendo en 11 de los 17 ODS”. Según señaló, ello implica la necesidad de una evaluación continua para poder ir viendo lo que funciona y lo que no: “El resultado para nosotros ha sido muy positivo”. Una de las grandes líneas de trabajo son los envases, donde han vivido una transformación importantísima, pero no la única. Sus medidas también tienen en cuenta, por ejemplo, la electricidad que consumen: “El 100% de la electricidad con la que se suministra la industria de los refrescos procede ya de fuentes renovables”.

Poner en valor los envases

Blasco destacó, además, lo necesarios que son los envases y la importancia de “ponerlos en valor por su papel fundamental para conseguir la seguridad alimentaria, para el transporte, etc.”. En este sentido explicó que sectores como el de los refrescos llevan años trabajando en cómo optimizar los envases hacia una economía y un modelo sostenible: “Es uno de los sectores que más invierte en I+D y eso incluye cómo hacer nuestros envases más circulares. Hoy, por ejemplo, el envase del refresco es un 40% más ligero que hace unos años; el grosor de una lata de refresco es inferior al de un cabello humano”. Y subrayó, asimismo, la dilatada experiencia de este sector en la reutilización: “Fuimos pioneros en esto”.

Más allá del reciclado: hacia una economía circular

Por su parte, Juan Muguerza apuntó queestamos ante un marco normativo en el que hay una clara apuesta por transformar esa sociedad del reciclado y conducirla hacia una economía circular”. Expuso que “se sigue dando mucha importancia a la reciclabilidad, y también a la conveniencia de incorporar material reciclado en el diseño de los envases, pero el objetivo primordial es previo: intentar ya, de inicio, reducir la generación del residuo en sí, poniendo el énfasis en los plásticos de un solo uso”. En su opinión, “donde surge la dificultad es en cómo aterrizar esa estrategia general y concretar las medidas específicas, teniendo en cuenta posibles efectos contraproducentes, que no consiguen el objetivo deseado”. A este respecto, recordó algunas medidas específicas que se están aprobando. En España, por ejemplo, un impuesto especial para los envases de plástico de un solo uso que empezó a aplicarse en 2023. Y, en Europa, el nuevo reglamento de envases que pronto verá la luz y que busca aprobar una normativa sustantiva más completa y al regularlo establece unos objetivos muy concretos, por ejemplo, en cuanto a la reutilización de los envases. ¿Cómo afecta todo ello al sector?

Blasco tomó el testigo ante la pregunta planteada por Muguerza y reflexionó sobre lo importante que es, en términos de competitividad, la armonización normativa. Respecto al impuesto al plástico, apuntó que “es necesario pensar que, en nuestro entorno, se ha apostado o por no introducirlo o por retrasarlo (como, por ejemplo, en Alemania). Sin embargo, en España se optó por implementarlo con carácter inmediato, hemos sido los primeros en hacerlo. Sobre todo en políticas fiscales, no puedes hacer que un país juegue con distintas reglas del juego en un momento crítico, tan sensible como el que se está viviendo, con la crisis energética, para un sector empresarial que en gran medida está formado por pequeña y mediana empresa. Todo este tipo de medidas son asfixiantes para todo el tejido empresarial, pero en especial para este perfil de empresas”. Además, insistió en que las empresas del sector ya han demostrado con creces que están adoptando medidas concretas que implican inversión y compromiso: “Por lo tanto, facilitemos el trabajo. Creo que medidas fiscales que penalizan hacen lo contrario, no incentivan, no facilitan, no acompañan, y el impacto está siendo negativo”.

Volviendo a Europa, el problema de estas políticas, en opinión de Beatriz Blasco, es dar soluciones cerradas o imponer. Recordó que, en cuanto a la reutilización ya han tomado medidas de forma voluntaria porque creen que puede ser una buena solución. Pero, según afirmó, “el problema es ver la reutilización como una solución válida en cualquier caso, en cualquier envase y en cualquier opción… Puede ser una buenísima solución, pero también tiene unas consecuencias medioambientales que hay que valorar. Caeríamos en un error estratégico en Europa si nuestra regulación cierra opciones más que abrir y flexibilizar. Pensemos también que hoy podemos estar pensando o buscando soluciones que todavía no están o no existen en el mercado. No hagamos conceptos cerrados. ¿Por qué no podemos pensar, por ejemplo, en una reutilización abierta que contemple otros elementos como el rellenado? Es importante dar hueco y posibilidades a la innovación”.

El envase del refresco, el lingote de oro para los recicladores

En cuanto a la reciclabilidad, explicó que ya cuentan con un 32% de contenido reciclado en sus envases y normativamente están bajo una presión importante. “El sector de los refrescos quiere avanzar y ayudar en esa transición hacia la circularidad, pero necesitamos que se nos facilite ese camino con soluciones muy concretas como facilitar el acceso al material reciclado: en un contexto en el que todo el mundo quiere avanzar en esta línea la demanda es mayor”.

Blasco subrayó que, para el reciclador, “el envase del refresco es el lingote de oro porque hemos invertido mucho en transformarlo, facilitando que el 100% del envase sea reciclable. Pero lo que necesitamos es que nuestro envase, en el que hemos invertido nuestros esfuerzos, pueda volver a nuestra industria para poder continuar esa circularidad”. Lo que necesita el sector, a su modo de ver, es “abrir posibilidades, no soluciones rígidas, comprendiendo que nuestra industria es un aliado en toda esta transformación”.

Más allá de los envases: menos azúcar

Pero las medidas sostenibles por las que está apostando el sector de los refrescos no se limitan a los envases. Según explicó Beatriz Blasco, tratan de dar respuesta a un consumidor que cada vez está más preocupado por su salud y cada vez apuesta más por opciones más saludables. “Nuestra principal línea de contribución en esta materia es la reducción de azúcar. Tenemos una apuesta clara y con una evolución importantísima. En los últimos 18 años hemos reducido un 45% el azúcar que ponemos en el mercado en España y hoy en día el 60% de los refrescos que se comercializan son sin azúcar o bajos en azúcar, algo que se ha conseguido con compromiso, tiempo y también mucha inversión”. Enfatizó en algo que no se termina de conocer de los refrescos y es que “hoy en día es fundamentalmente una bebida sin azúcar y, además, en España es una bebida con un patrón de consumo social que crece año tras año. Esto hace que el refresco en nuestra dieta suponga una aportación calórica muy pequeña, de menos del 2,1%”.

También habló de otros compromisos del sector, como el de no hacer publicidad a un público infantil y no estar en colegios o en centros de educación primaria. Así es como construyen su transformación sostenible, “de manera muy transversal, que es como se construyen las grandes transformaciones”, concluyó.

Fuente: Garrigues Abogados

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