Tratando de erradicar la propaganda terrorista y la radicalización de los ciudadanos y consciente de la necesidad de contar con un enfoque global y un compromiso a largo plazo, la Unión Europea continúa sus pasos en esta lucha.
Ello no es, sin embargo, algo nuevo. Dado que los contenidos terroristas compartidos a través de Internet se difunden fundamentalmente a través de los prestadores de servicios de alojamiento de datos a los que los usuarios y terceros suben contenidos, tales prestadores de servicios, conscientes de la gravedad del asunto y ante los continuos llamamientos de las autoridades públicas, han tratado de dar respuesta a este problema global a través del fortalecimiento de la cooperación y de la suscripción de acuerdos voluntarios. No obstante, dichas actuaciones cuentan con evidentes limitaciones, las cuales se intensifican en un ámbito en el que la detección y supresión automática de contenidos violentos y relacionados con el terrorismo todavía no son una realidad y en el que la ubicuidad y rápida y fácil difusión de los contenidos se alzan como un innegable obstáculo.
Es en este contexto que aparece la propuesta de Reglamento de prevención de la difusión de contenidos terroristas en línea de la Comisión Europa, que trata de crear un marco jurídico armonizado y claro que acabe con la mala utilización de los servicios de alojamiento de datos con fines de difusión de contenidos y propaganda terrorista en línea.
Si bien las negociaciones parecen estar llegando a su fin, a la luz de las últimas versiones publicadas recientemente, las posiciones presentadas por las instituciones europeas mostrarían ciertas diferencias significativas. Algunas de las diferencias que tendrán más impacto para los prestadores de servicios que alojan contenidos de terceros son las siguientes:
El texto del futuro reglamento se encuentra ahora en fase de discusión en el Parlamento Europeo, y se prevé que aprobado en los próximos meses. Entretanto, puede consultar el texto propuesto y la actualidad y avance del proceso legislativo pinchando aquí.
Ana Sánchez y Jorge Monclús