Para medir el impacto social en las Empresas Sociales, se pueden utilizar sellos (sello B-Corp, FSC, PEFC, huella hídrica), el Triple Balance (social, económico y medioambiental) o la Matriz del Bien Común (incluye dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, justicia social, etc.) para corroborar que prevalece el propósito u objeto social (purpuse) al beneficio económico (profit).
Entre los sellos más relevantes, podemos destacar los siguientes:
El Sello B-Corp es una certificación, entregada por la B-Lab, una entidad sin ánimo de lucro estadounidense, que revisa todos los ámbitos de una empresa para identificar las áreas de mejora y oportunidades en aras de ser un agente del cambio, protegiendo la misión propia de la corporación a la vez que se potencia el triple impacto positivo (beneficios económicos, sociales y medioambientales).
Las empresas que incluyen el Sello B-Corp son las Empresas B. Estas empresas aúnan el ánimo de lucro con el fin de solucionar problemas sociales y ambientales, basándose en cuatro áreas: Gobernanza, Trabajadores, Medioambiente y Comunidad, “aspirando a ser la mejor empresa para el mundo y no solo del mundo”. Para cumplir el anterior objetivo, incorporan intereses a largo plazo en sus estatutos y cumplen unos estándares de gestión y transparencia, considerando en sus decisiones a los consumidores, trabajadores, comunidad, inversores y el medioambiente.
Para conseguir el Sello B-Corp, previa constitución como empresa y llevar doce meses operando, se deben seguir los siguientes pasos:
En el año 2010, un grupo de empresarios del grupo Felber desarrolló el modelo de la Economía del Bien Común (EBC) que empezó a concretarse en la Matriz del Bien Común, basada en que la relaciones de las personas son efectivas para el desarrollo de la empresa, postulándose la ECB como una alternativa real al capitalismo de mercado, que ha demostrado ser efectiva.
Estos son los valores que se fomentan en las empresas de este grupo:
La Fundación Fennis ha creado el certificado ISOPP de innovación sostenible sin obsolescencia programada, para establecer un nuevo modelo industrial, económico y social basado en la sostenibilidad, medio ambiente y las personas, cuyo referente es la economía del bien común.
Para conseguir dicho sello, el cual es gratuito, se debe cumplir el Decálogo de Buenas Prácticas:
El Triple Balance es un concepto holístico que implica a todas las personas relacionadas con la empresa, con los valores, prácticas, actitudes y motivaciones. De esta manera, se interrelacionan tres ejes: económicos, sociales y ecológicos cuyos resultados individuales, son gestionados de forma integral, unificada y no sustituible.
Con esta idea surge SANNAS, una asociación empresarial que reúne a empresas con una visión de Triple Balance. No obstante, ya en 1994, John Elkington conceptualizó the triple bottom line, con el fin de integrar aspectos económicos, sociales y ecológicos.
El Social Enterprise Mark (SEM), de Gran Bretaña, certifica aspectos de la gestión empresarial que configuran a una Empresa Social, tales como: